
Selección de Un dios desocupado
Desobediencia
Sin pedir permiso, mi mano izquierda comenzó a bailar sobre las
teclas, como si ella sola pudiera interpretar todas las piezas escritas y por escribir.
—Debe ser obra del diablo —pensé.
Puse mi mano sobre un planchón y quise cortarla de tajo con un hacha,
pero mi otra mano era su cómplice y no me obedeció.
No tardé en perder la cabeza.
Augusta (Angie Reyes Melo, Un dios desocupado)
De nuevo su demonio la llama, como a un insecto el bombillo. Su
reflejo, ausente en el espejo, se burla; para enfrentarlo tiene que
acercarse a la ‘ventana que refleja’ y luchar con una sutil guerra
gestual.
Su enemiga la espera en el baño, sedienta de su imagen. Augusta voltea
el rostro, cierra los ojos, da rodeos. Augustai ríe, asecha, canta,
espera; insomne, suda versos que se repiten… se repiten… se repiten.
El corazón de Augusta (Augustai ) es de hielo (vidrio).
Augusta corre hacia Augustai , la besa y lame, se desnuda y la desnuda,
reclina su cabeza en la frente de Augustai y mira su perfil.
Augustai se quita tiras de piel mientras Augusta se maquilla. La carne
le coquetea al rubor. La sangre le desea otro feliz día a las lágrimas.
Serpiente (Angie Reyes Melo, Un dios desocupado)
Cuando Jehová maldijo a la serpiente, condenándola a “arrastrarse
sobre su vientre y comer polvo todos los días de su vida”, el animal
sonrió, pues su castigo consistía en ser ella misma.
Cuncho (Angie Reyes Melo, Un dios desocupado)
Una fiesta se organiza secretamente en mi boca. El olfato dio aviso.
Las papilas gustativas se erizan esperando bañarse en un ácido néctar de
uva, mientras las glándulas salivales se preparan para escanciar el dulce
fermento.
Labios y lengua celebran el glorioso instante en que, como ráfaga, una
cascada de sabores inunda por un segundo mi garganta.
Silencio. Fue muy poco, fue muy rápido… ¡era la última gota!
Zancudos (Angie Reyes Melo, Un dios desocupado)
Después de aplastar al último zancudo, reflexioné: “sangre de mi sangre…”
Sobre la autora:
Angie Reyes Melo es periodista y especialista en creación narrativa de la Universidad Central. Es autora del libro de poesía en prosa Un dios desocupado. Obtuvo el primer puesto en el Tercer Festival Juvenil de Poesía Hugo Castelblanco (1995) y el segundo puesto en el Concurso Nacional de Cuento El Túnel-Cámara de Comercio de Montería, 2018, con el relato Linguística (sin diéresis). Su cuento Minúsculo Miau hace parte del libro Mi mejor Amigo. Un amor Incondicional, lanzado durante la FILU 2014 (Editora de Gobierno del Estado de Veracruz, México) y distribuido gratuitamente en escuelas públicas del estado. Fue incluida en la antología de Idartes Bogotá cuenta 2019 con un fragmento de su novela en proceso y en la segunda edición del colectivo Colectivo Mil Por Mil (2020) con el relato Lo que queda. Dirige y presenta el podcast especializado en literatura LITERATA, en donde hace entrevistas a profundidad a autores sobre la escritura y su obra.